Hacia
finales del III siglo y el comienzo del IV , con las persecuciones de
Diocleciano, Vicinio salió desde Liguria y llegó a la ciudad de Sarsina
donde lo ordenaron obispo.
Rigió la diócesis de Sarsina durante 27 años y 3 meses. Poesía y
leyenda adornan la biografía del primer obispo: en Musella, una localidad
a 10 km de Sarsina, el anacoreta vivía rezando cuando la iglesia de
Sarsina se iluminó. Dos ángeles blancos, llevando en la mano la ínfula
episcopal, lo llamaron a ser obispo.
El funeral del Santo fue también extraordinario: según la leyenda, una
altísima encina se inclinó reverente al pasar del carro funebre y los
dos becerros que tiraban del carro, por el dolor, se echaron en el agua
tumultuosa del Savio.
Sin embargo, los
prodigios, que llamaron y siguen llamando a una multitud de peregrinos,
continuan a exaltar la fama taumatúrgica de San Vicinio, dispensador de
gracia y curandero de endemoniados.
Elemento
fundamental de este culto ultramilenario es la así-llamada "cadena",
una especie de collar de hierro que habría sido el incómodo cilicio de
San Vicinio (que rezaba encorvado con una pesada piedra atada a la cadena)
y que, desde hace siglos, es puesto al cuello de los creyentes.
Para mayor información acerca de la vida de San Vicinio y del culto a
este santo, visiten el sitio internet del Santuario.
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